Principios Fundamentales

Los Principios Fundamentales resumen la ética del Movimiento y constituyen la esencia de su modo de proceder cuando ayuda a las personas necesitadas durante los conflictos armados, los desastres naturales y otras situaciones de emergencia.

Estos principios unen a los componentes del Movimiento (CICR, Sociedades Nacionales y Federación Internacional) y les permiten brindar una asistencia eficaz e imparcial a las personas necesitadas. Se trata de normas de conducta preceptivas que los componentes del Movimiento han de observar en todas las circunstancias. Por su parte, los Estados deben respetar esta exigencia.

Los Principios Fundamentales son el cimiento de la identidad del Movimiento. La adhesión a estos principios garantiza la naturaleza humanitaria de la labor del Movimiento y aporta cohesión a la amplia gama de actividades que despliega en todo el mundo. Los Principios Fundamentales son el vínculo común de las Sociedades Nacionales, que difieren considerablemente en cuanto a estructura, cultura y miembros.

El Movimiento de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, al que ha dado nacimiento la preocupación de prestar auxilio, sin discriminación, a todos los heridos en los campos de batalla, se esfuerza, bajo su aspecto internacional y nacional, en prevenir y aliviar el sufrimiento de los hombres en todas las circunstancias. Tiende a proteger la vida y la salud, así como a hacer respetar a la persona humana. Favorece la comprensión mutua, la amistad, la cooperación y una paz duradera entre todos los pueblos.

El principio de humanidad es más bien un recordatorio constante de cuáles son los objetivos del Movimiento. Este principio expresa lo que el Movimiento considera de máxima importancia: la necesidad de actuar a fin de prevenir y aliviar el sufrimiento humano.

No hace ninguna distinción de nacionalidad, raza, religión, condición social ni credo político. Se dedica únicamente a socorrer a los individuos en proporción con los sufrimientos, remediando sus necesidades y dando prioridad a las más urgentes.

Este principio abarca tres ideas principales. La no discriminación, según la cual la Cruz Roja brinda su atención humanitaria a todas las personas que la necesitan, sin reconocer diferencias de ningún tipo y ofreciéndoles igual trato. La proporcionalidad, según la cual se atiende a las personas con equidad pero tomando en cuenta la proporción de sus sufrimientos y dando prioridad en un orden de urgencia; sobre todo si este orden puede significar una diferencia entre la vida y la muerte. Es decir, para sufrimientos iguales habrá tratos iguales, para sufrimientos desiguales la ayuda será proporcional a la intensidad y a la urgencia. Imparcialidad por si misma, implica la aplicación de las normas sin ceder, por interés o por simpatía, a favor o en contra, de las personas afectadas.

Con el fin de conservar la confianza de todos, el Movimiento se abstiene de tomar parte en las hostilidades y, en todo tiempo, en las controversias de orden político, racial, religioso o ideológico.

El Movimiento no debe tomar partido de palabra o de hecho, en ningún momento o lugar, ni dar esa impresión. Esta condición permite a sus componentes llegar a las personas que necesitan ayuda en las crisis y mantener un diálogo con las partes involucradas en conflictos armados y otras situaciones de violencia.

La neutralidad del Movimiento ayuda a convencer a las partes en un conflicto de que la asistencia a los civiles y a los combatientes heridos o detenidos no constituye una injerencia en el conflicto. Los componentes del Movimiento deben afianzar el prestigio de su acción neutral en tiempo de paz, para granjearse la confianza de todas las partes y poder actuar más eficazmente desde el inicio de un conflicto armado o durante otras situaciones de violencia.

El Movimiento es independiente. Auxiliares de los poderes públicos en sus actividades humanitarias y sometidas a las leyes que rigen los países respectivos, las Sociedades Nacionales deben, sin embargo, conservar una autonomía que les permita actuar siempre de acuerdo con los principios de la Cruz Roja.

El Movimiento puede respetar los principios de neutralidad e imparcialidad sólo si es auténticamente independiente. Si bien las Sociedades Nacionales son auxiliares de los poderes públicos en el ámbito humanitario, deben preservar su autonomía al tomar decisiones, a fin de poder actuar de conformidad con los Principios Fundamentales en todo momento y en todas las circunstancias. Esto puede significar rechazar las solicitudes que sean contrarias a estos principios y asegurarse de no ceder ante intrusiones o presiones.

Los componentes del Movimiento deben ser autorizados a llevar a cabo evaluaciones independientes y a dialogar libremente con las personas que necesitan asistencia.

Es un movimiento de socorro voluntario y de carácter desinteresado.

El principio de voluntariado denota la motivación humanitaria de todas las personas que trabajan en el Movimiento, con retribución económica o sin ella.

La única motivación de los miembros del Movimiento para ofrecer asistencia es el deseo de ayudar: se trata de una firme expresión de solidaridad.

La extensa red del Movimiento de voluntarios de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja es única y da la posibilidad de prestar asistencia a las personas en el mundo entero. Es un manantial de iniciativas y de inspiración para muchas otras actividades humanitarias; es también una valiosa fuente de información acerca de los contextos locales y de la forma más apropiada para ayudar a las personas necesitadas.

Gracias a sus voluntarios, las Sociedades Nacionales están arraigadas en las comunidades locales y ayudan a éstas a fortalecerse y empoderarse

En cada país solo puede existir una sola Sociedad de la Cruz Roja o de la Media Luna Roja, que debe ser accesible a todos y extender su acción humanitaria a la totalidad del territorio.

Este principio permite a las Sociedades Nacionales obrar como una fuerza unificadora en los países y las comunidades, así como promover el entendimiento y la paz.

En un país sólo puede haber una Sociedad Nacional y llevar a cabo sus actividades humanitarias en todo el territorio, tanto en centros urbanos como en remotas zonas rurales.

Debe escoger a sus voluntarios y colaboradores, así como a los miembros de su junta o consejo de gobierno, independientemente del grupo étnico y social a que pertenezcan y sin distinciones de raza, género, clase social, religión, opinión política u otros criterios.

El Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, en cuyo seno todas las Sociedades tienen los mismos derechos y el deber de ayudarse mutuamente, es universal.

La universalidad del sufrimiento requiere una respuesta asimismo universal: las Sociedades Nacionales existen en casi todos los países del mundo y tienen la responsabilidad colectiva de ayudarse unas a otras en respuesta a las crisis y de apoyar el desarrollo de las demás, en un espíritu de solidaridad y respeto mutuo.

Independientemente de su tamaño o sus recursos, cada Sociedad Nacional tiene los mismos derechos de voto en los órganos de gobierno del Movimiento.

El principio de universalidad también implica que las faltas o las omisiones de uno de los componentes afectan la integridad del Movimiento. La integridad y la imagen pública del Movimiento dependen de la adhesión de todos sus componentes a los Principios Fundamentales.